A muchas personas el invierno se les hace cuesta arriba y están deseosas de la llegada de la primavera. Con ella llegan los días más largos, temperaturas más agradables, la floración de los árboles. Y aunque estos cambios externos pueden pasar inadvertidos para muchos, lo cierto es que también en nuestro organismo se generan algunas alteraciones, tanto a nivel físico como emocional.
Sin ir más lejos, el aumento de la luz a lo largo del día tiene un efecto directo en nuestro cuerpo, ya que algunas hormonas como la dopamina o la oxitocina oscilan según las horas de sol que reciba la retina. Esto se traduce en cambios en el estado de ánimo, según aumentan o disminuyan estas y otras hormonas. Esta explicación sirve para comprobar que en los días de confinamiento, hemos demostrado con creces, que nuestros comportamientos han sido muy variados, o bien muy eufóricos y activos, o al contrario, apáticos, tristes y cansados. Consecuencia de la primavera son las alergias que al empezar la floración, se encuentran en el aire multitud de partículas de polen, generando molestos síntomas a gran parte de la población. De cualquier modo, viva la primavera. Y como decían Serrat y Sabina, Quién me ha robado el mes de abril. ¿Será el coronavirus?
Angelines Jiménez