VIDA PERRA O PERRA VIDA

«Durante el confinamiento» va a ser una frase que se repita frecuentemente a partir de ahora, en la desescalada. «Pues a mi durante el confinamiento…», » ah sí, yo lo vi durante el confinamiento», «encontré aquella camiseta perdida en la limpieza que hice durante el confinamiento»…

También durante este tiempo de retirada, ha habido como siempre, grupos más beneficiados que otros, y no me refiero solo a los que viven en casas amplias, con terrazas o jardines, ni a los que marcharon la víspera del confinamiento rápidamente a sus segundas residencias, no, me refiero a los perros, ellos han sido como se dice popularmente, «los putos amos».

Antes del Estado de alarma, los perros no tenían tan buena prensa, y la vida cotidiana estaba llena de dichos como : vaya vida de perro que llevo, perra suerte, eres una perra, cochina suerte de perro, incluso en textos clásicos de literatura como Fuenteovejuna, aparece el término «perro villano»; en refranes:  «el perro del hortelano que ni come ni deja comer», expresiones peyorativas como: perro judío y perro moro.

Es cierto que en los últimos tiempos y sobre todo en las ciudades el perro ha conseguido una entidad propia sin precedentes, se respetan sus derechos y se castigan a los que les maltratan o abandonan. Y es cierto que se han convertido, en muchos casos, en compañeros vitales para muchas personas solas.

Pero es quizá ahora, durante el confinamiento, cuando los perros han tenido más derechos que los propios humanos. No han tenido franja horaria para salir, ni duración o distancia a la que atenerse y han salido incluso en los momentos de más intensidad vírica. Sus necesidades han estado cubiertas desde el principio.

Y qué gusto, en sus salidas han podido respirar libremente, los cielos de Madrid estaban limpios, puros, sin contaminación, y ellos los han disfrutado y sin mascarillas que les asfixien.

¡Qué envidia tener un perro!, y casi diría más ¡Qué envidia ser perro!. Las perreras se han visto desbordadas por las peticiones de adopción, veremos a ver qué ocurre tras el confinamiento.

Aunque también es verdad que tendríamos que preguntarles a ellos cómo han visto, esta situación, como ya hizo Cervantes en su obra «El coloquio de los perros» en la que pone en boca de ellos, que todo lo ven y todo lo andan la visión crítica de la sociedad de su tiempo.

Muchas veces he dicho que si tuviese que escoger, en otra vida, qué ser, escogería ser gato. Me gustan los gatos por su independencia. Cuando quieren que les mimes remolonean, se restriegan y consiguen lo que quieren, y cuando quieren estar solos se aíslan sin que nadie les moleste. No necesitan que les saquen, requieren pocos cuidados de sus dueños acompañantes, y no piden permiso para cambiar de vida si encuentran algo más atractivo.

Me gustan los gatos aunque no sé, quizá después del confinamiento cambie de parecer y si puedo escoger me quede con ser perro, bueno, perra.

Maite

Un comentario:

  1. La frase de, «lleva una vida de perros», ha pasado a mejor vida. Ahora hay muchas personas que les gustaría llevar la misma vida que muchos perros.

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